Desde agosto del año 2009, con motivo de los actos del bicentenario de la Guerra de Independencias se celebra en la Festa da Batalla de Ponte Caldelas, con el fin de conmemorar el hecho histórico sucedido el 7 de julio de 1809 cuando un grupo de campesinos y fidalgos acaudillados por Francisco Oubiña, señor del Pazo do Coto de Forzáns le plató cara a una brigada de infantería ligera y de caballería mandada por el general Ney, río arriba buscando un paso por el río Verdugo para poder atacar por la retaguardia a las tropas españolas que estaban defendiendo Ponte Sampaio frente a las huestes de Napoleón.
La acción heroica de esos campesinos sin formación militar y la ayuda de los míticos "canóns de pau" y la suerte emboscada tras la espesa niebla existente ese día dieron al traste con los planes del estratega francés y permitió que la resistencia española en Ponte Sampaio no fuera sorprendida por la retaguardia.
Desde el 2009 el Concello de Ponte Caldelas en colaboración con las asociaciones del municipio recrean esa importante efemérides a través de la simulación de una batalla en la que participan unas 200 personas ataviadas con ropas de época imitando las Alarmas de Ponte Caldelas y uniformadas con los vistosos trajes del ejército de Napoleón.
Simultáneamente un amplio programa de actividades, desarrollado el fin de semana anterior a las Fiestas de los Dolores (tercer fin de semana de agosto) entre los que destaca la Feira Antiga do Camiño dos Arrieiros, se convierten en cita obligada para vecinos y visitantes que durante esta época estival abarrotan las calles y la Alameda de Ponte Caldelas.
En esta recreación teatralizada participan vecinos de los distintos lugares del municipio, especialmente de la parroquia de Forzáns, que escenifican cada año, con un guión diferente y original, la lucha que mantuvo el pueblo gallego contra las tropas de Napoleón para ganarse su independencia de la opresión que representaba en el aquel momento el ejército francés.
La participación ciudadana en esta fiesta cada vez es mayor vistiéndose el público con ropas de época y realizando "xantares populares" en las orillas del río Verdugo ofreciendo la villa un aspecto pintoresco y colorista que la hace retroceder en el tiempo al siglo XIX.